‘BATC – Familia’: 08 – Un primer amigo

beavis and butthead (MTV)

Creo que recuerdo pocas épocas mejores en mi vida. Algunas se pueden situar a la misma altura, pero todas vinieron después. Después de haberme estudiado a mí mismo durante años, de haberme tratado como a un enfermo sin serlo; cuando ya me había acostumbrado a habitar en un constante segundo plano, todo se arregló.

El recibimiento de un homosexual era diferente entre chicas que entre chicos. Si bien entre las chicas era como tener una nueva mascota a la que todas querían abrazar y besar, entre los chicos parecía haber algo parecido a un pequeño ritual. Ese “ritual” –por llamarlo de alguna manera- aparecía después de haber labrado una amistad seria. No hubo nunca un gesto de desprecio, pero sí hubo muchos de desconcierto. La noticia de mi homosexualidad siempre era una sorpresa que necesitaba de unos minutos y muchas preguntas para poder acomodarla en algún lugar. Una vez aceptada la novedad, el ritual daba comienzo. La amistad daba un paso adelante en el que el amigo heterosexual se masturbaba delante del amigo gay en confianza, pero nada más. Esto no lo viví sólo una vez, sino que ha sido un detalle que he podido comprobar a lo largo de los años. Han sido más de uno los amigos hetero que han disfrutado “mostrándose” delante de mí. Supongo que la posibilidad de sentirse deseados por otra persona que no sea una chica es algo que les suele “llamar la atención” a más de uno.

Una vez había conocido a todo el grupo de mi nuevo amigo, y tras ver que nuestra amistad había alcanzado cotas inimaginables y completamente nuevas para mí, sentí la necesitad de compartir la que era mi verdad. Creo que pocas veces he sido creador de situaciones tan extremadamente ñoñas como fue esa primera salida del armario. Ahora, con mis años, puedo comprender el porqué. Ese amigo era el equivalente a una pareja para mí, pero sin compartir sexo. Le escribí la carta más lerda de toda la historia de las cartas lerdas, con la cual le podría haber matado de un exceso de azúcar siempre que no hubiera muerto antes del susto. Pero no murió. Después de leer la carta, sonrió con media boca y me dijo, “Ya lo sabía”. Creo que hasta me enfadé. En el fondo esperaba un ‘momento desprecio’. Por lo que, al encontrarme con todo lo contrario, no pude otra que lanzarle preguntas: “¿Y por qué no me has dicho nada? ¿No te molesta? ¿Tanto se me nota?” –Por un momento recé para que no respondiera la tercera pregunta-. Mi amigo respondió: “¿Qué quería que te dijese? ¿Sé que eres gay? Eso depende de ti, que me lo quisieras contar o no. Y no, no me importa. Somos amigos. Me gusta cómo eres. Sabía que eras gay desde el principio. Ah… y sí se te nota” -¡¡¡será desgraciado!!!-

‘Bear and the City’ – Síguelo desde el capítulo 1
Imagen – Almighty Dad


Sé el primero en comentar

Deja tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

*

  1. Responsable de los datos: Miguel Ángel Gatón
  2. Finalidad de los datos: Controlar el SPAM, gestión de comentarios.
  3. Legitimación: Tu consentimiento
  4. Comunicación de los datos: No se comunicarán los datos a terceros salvo por obligación legal.
  5. Almacenamiento de los datos: Base de datos alojada en Occentus Networks (UE)
  6. Derechos: En cualquier momento puedes limitar, recuperar y borrar tu información.