Hasta hace pocos años Canela era Hugo, un arquitecto casado con tres hijos y una relación de casi 30 años de matrimonio que llevaba una vida normal en Rosario (Argentina), aunque al parecer su destino no estaba del todo escrito. Canela vivía su realidad con pesar y se sentía mal sin saber bien lo que le sucedía durante los últimos años de matrimonio. Esta sensación le llevaba a una gran angustia que le hizo resolver separarse y luego de una serie de acontecimientos personales todo desembocaba en que dos años más tarde descubriera el mundo del travestismo.
Hoy a sus 55 años, dice no reconocer a aquel hombre que se supone que era, ya que como tal fue infeliz, y hoy día, luego de haber descubierto su verdadera identidad como mujer, ese extraño pesar ha desaparecido. Su cambio fue gradual y en medio tuvo un período muy ambiguo hasta llegar a la vestir ropa femenina. Esa etapa fue todo un desafió, sobre todo en su trabajo como docente en la facultad de Arquitectura, donde enseña desde hace 25 años, aunque admite que nunca tuvo mayores problemas en sus clases y que la tolerancia fue lo que premió en su entorno.
Un caso similar sucedió en su familia, ya que sus tres hijos, Juan Ignacio, Santiago y Bárbara, a lo largo de estos años han logrado entender y aceptaron la nueva realidad, pero algo que no pueden cambiar es decirle «papá». Según Canela, es algo que no se puede cambiar y sería tremendo pedirle a sus hijos que a estas alturas lo traten de otra manera.
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Fuente – Clarín
Foto – Clarín