Y sí, ahora que ya tenía un respaldo tocaba contar toda la verdad en casa. Además ya llevaba varios meses sin pasar por allí. Fue en ese fin de semana en casa en el que pude estrenar mi primer momento ‘Drama Queen’, momento fantástico, por cierto.
Lo que primero hice fue pegarme la gran juerga. Por primera vez, y teniendo en cuenta que me habían enviado al quinto infierno para «que me hiciera un hombre», pude responder sin titubear lo más mínimo, «horarios ya tengo en el cuartel, hoy volveré cuando lo vea necesario, de todas formas ya soy un hombre, ¿no?»
Después de encargarme de fabricar una de mis primeras resacas de órdago, y teniendo en cuenta que me faltaban unas horas para tener que volver al cuartel, aproveché para escribir una carta a mi familia. En la carta ponía lo obvio, pero en plena explosión gay tenía que agregar algo más, unas instrucciones a seguir, ¡bien de Reina! Les expliqué que en Ceuta ya tenía dónde quedarme y dónde trabajar, por lo que no me iba a importar que me cerrasen las puertas. Pero en el caso que quisieran verme de vuelta había que cumplir dos requisitos. El primero era aceptar todo tal y como era, sin malas caras y sin puñaladas por la espalda -obviamente hay muchas cosas que no he contado-. El segundo era que me llamasen al cuartel al día siguiente a las 17:30 y me lo dijesen ellos mismos, los dos. Me llamaron.
Ay dios, cuentanos como fue el momento de la llamada? que te digeron, quien hablo primero? que te dijo tu padre? llorasteis, hubo perdon??