Tú y tu pasión desmedida por Madonna
Hay gente que le reza a Dios, otros a la Virgen, otros al dinero, otros al sexo, otros al demonio, algunos incluso a Belén Esteban –yo lo hago de vez en cuando-, aunque nosotros siempre fuimos más de Alaska en todas sus vertientes. Alaska se tiraba un pedo y allí estábamos nosotros para embotellarlo y etiquetarlo con fecha, hora y estado de ánimo. Siempre fuimos muy del rollo fans. Recuerdo que nos dio por buscar las maquetas y el concierto que editaron de ‘Los Pegamoides’. Cuanto peor era la canción o peor se escuchaba la grabación, más la disfrutábamos.
Aunque hasta en eso destacabas tú. Tú y tu pasión desmedida por Madonna. Llevabas –y llevarás todavía, seguro- el nombre de Madonna tatuado –a mano- en un tobillo. Fuiste a Ronda cuando fue lo del rodaje del videoclip ‘Take a bow’. Recuerdo cuando contabas que pudiste entrar, una vez se había ido ella, en la habitación del hotel en el que estuvo. Aunque tú aventura con Madonna y el ‘Take a bow’ dio para muchas juergas. ¿Recuerdas la madrugada del sábado que recién había llovido la de San Dios y tú te quedaste mirando un coche y empezaste a gritar, ¡En ese Mercedes iba Madonna cuando estuvo en Ronda! Echaste a correr detrás del coche como alma que lleva al diablo. Y claro, mojado como estaba todo y remojadísimos en whisky que íbamos todos nosotros, era normal que terminases dando el zarpazo que diste en el suelo. Casi volaste. O, mejor dicho, volaste en toda regla, pues no te resbalaste con un pie, sino con los dos, consiguiendo quedarte durante casi un segundo panza arriba, en el aire, pegando el gran porrazo en plancha que diste. Nosotros estábamos como a cincuenta metros todavía, aunque el porrazo rechinó en nuestros dientes como si hubiéramos sido nosotros los que nos hubiésemos caído. Y ahí te quedaste, panza arriba, en un charco y parecía que sin sentido.
‘Bear and the City’ – Síguelo desde el capítulo 1
Imagen – EG