‘BATC – Familia’: 13 – ¿Quieres que lo intentemos?

gay kiss by See Ming Lee

No quise decir nada más y él no fue capaz de decir nada tampoco. Nos quedamos en silencio durante unos minutos, sin soltarnos las manos. Al cabo del rato dijo este chico, “¿Seguimos paseando o te tienes que ir ya?” Obvio que me tenía que ir ya, “Seguimos paseando”, pero pasaba de meterme en casa en este preciso momento.

Este chico ya sabía que yo nunca había tenido una relación y que todo, absolutamente todo, me pillaba de nuevas. La conversación de ese momento fue de todo menos romántica. Yo le gustaba, pero no era mayor de edad. Le gustaría tener algo conmigo, pero no podía contárselo a nadie. Quería conocerme más, pero iba a ser difícil, porque su madre quería que volviera con su ex novia. No habíamos cumplido nuestra primera hora y ya contaba con más problemas que otra cosa. Al escuchar precisamente todo lo que yo no quería escuchar –al menos en ese momento-, saqué fuerzas y le hablé claramente: “Yo sé lo que quiero en este momento. Y lo de empezar con impedimentos no entra en mis planes. ¿Quieres que lo intentemos? Yo sí quiero”, y él asintió.

Seguimos andando hasta dar con una calle peatonal. Toda la calle eran unas escaleras con acceso a varias viviendas, también dentro del casco antiguo. Nos volvimos a sentar y de nuevo nos quedamos callados. Podía sentir su atracción. Estábamos a segundos de salir disparados el uno contra el otro. Nunca había besado a nadie. Nunca había nada de nada a nadie. Los pensamientos corrían a mil por hora dentro de mi cabeza mientras nos acariciábamos las manos. Pero la atracción era cada vez más fuerte, como si fuésemos imanes. En ese momento no hubo ni mayores ni menores de edad, sólo dos chicos que ni pudieron ni quisieron controlar lo que sentían en ese momento. Mi primer beso. Recuerdo la enorme sensación de calor que daba vueltas a mi alrededor; un calor tan fuerte que casi me llegaba a marear. Tenía la mente totalmente en blanco. Lo único que sentía era que no podía parar de morderle la boca. Cuando conseguimos separarnos, me devolvió el “te quiero”.

Pero tocaba volver a pensar con la cabeza, así que miré el reloj y me quise morir en ese instante, ya que a esa hora debería llevar como una hora en mi casa, por lo que no quedó otra que salir corriendo y decirle a mi primer novio que ya nos veríamos dentro de dos días en clase.

Llegué a mi casa y no pasó nada. Era lo bueno de que mi hermano fuese un desgraciado y se portara como el mayor hijo de puta del mundo con su mujer. Así que mi felicidad y yo pasamos a un segundo plano. De todos modos tampoco podía contar nada a mi familia, no me fuesen a rociar con agua bendita. Mi hermana mayor me miró muy seria y preguntó, “¿Y esa cara?” Comprendí que el brillo del amor no era algo típico en la cara de alguien como yo. No me molesté en responder. Me di la vuelta, dije que no iba a cenar y me metí en la cama. Tampoco respondió nadie.

‘Bear and the City’ – Síguelo desde el capítulo 1
Imagen – See Ming Lee


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