El pasado viernes (23), la alcaldesa de la localidad de Bollene (Sur de Francia), Marie-Claude Bompard, se negó a celebrar el casamiento de una pareja del mismo sexo, justificando un problema individual ligado con sus convicciones religiosas. Lo peor del caso ha sido que además de no querer casar a la pareja, tampoco quiso delegar el trámite a otro miembro del ayuntamiento tal como lo establece la ley, alegando que el matrimonio de ese modo sería celebrado en su nombre.
La pareja de lesbianas Angélique Leroux y Amandine Gilles iniciaron la solicitud de matrimonio civil en el pasado mes de junio, y desde entonces estuvieron con la duda sobre si la alcaldesa conservadora y ultraderechista se prestaría a la celebración o no de la boda. Sobre esta incertidumbre oportunamente los funcionarios municipales aseguraron que Bompard no tendría inconveniente en delegar el trámite a otro funcionario para cumplir con la ley.
El trámite continuó y a principios de agosto se entregó toda la documentación requerida, posteriormente la pareja fue citada para el viernes 23, día que recibieron la novedad de que la alcaldesa no celebraría el matrimonio y lo peor de la historia, que Bompard se rehusaba a delegar el trámite a otro funcionario.
Esta decisión provocó una tormenta mediática entre detractores y partidarios del matrimonio gay en los últimos días en Francia, polémica en la cual políticos del gobierno y de la izquierda francesa expresaron su indignación, y amenazaron con demandar a Bompard por discriminación en el ejercicio de sus funciones públicas, una falta que puede ser condenada con penas de cárcel de hasta 5 años, sanciones económicas de hasta 75.000 euros y la revocación inmediata del cargo público por vía administrativa.
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Fuente – AFP
Foto – France TV Info