El pasado martes (15) por la noche, el número dos de la embajada de Holanda en Moscú, Onno Elderenbosch, fue agredido por dos desconocidos disfrazados de electricistas, que atacaron al funcionario holandés de 60 años en su domicilio en el centro de la capital rusa. Los delincuentes engañaron al diplomático pidiendo verificar su instalación eléctrica, y cuando Elderenbosch les abrió la puerta fue empujado por la espalda, cayendo al piso golpeándose en el rostro.
Los dos agresores rompieron objetos y muebles, aunque no robaron nada, pero antes de huir dejaron un mensaje en un espejo con lápiz labial, las siglas «LGBT» dentro de un corazón. El grave incidente ha enfurecido al gobierno holandés y ha logrado tensar las actuales relaciones bilaterales con Rusia, un hecho que sucede en el año mismo año ambos países celebran cuatro siglos de contactos diplomáticos con un diverso programa de actos culturales y misiones comerciales durante este 2013.
El conflictivo tema de los derechos de las minorías LGBT se ha convertido en una cuestión que opone a europeos y rusos especialmente desde la adopción en Rusia de una ley contra la «propaganda» homosexual hace pocos meses. Esta política ha derivado en episodios como el sucedido en el pasado mes abril, en el cual el presidente ruso, Vladímir Putin, fue recibido en Ámsterdam con manifestaciones y protestas de Amnistía Internacional y la comunidad LGBT local en contra su “legislación homófoba”. Luego, a mediados de septiembre, la ministra holandesa de Cultura, Jet Bussemaker, criticó duramente a Moscú por su actual política anti-gay.
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Fuente – The Guardian
Foto – RTLNieuws