Lo de hacer amigos fue fácil. También tuve la suerte de entrar a un lugar a trabajar donde todos llevaban trabajando juntos desde hacía bastante tiempo. Por lo que sólo hacía falta conectar con uno para que ese te abriera la puerta al resto del grupo.
Dicho y hecho. No fue difícil. Hacer sociales no era algo que me resultase complicado. De todo el equipo con el que trabajaba, destacaban tres chicos que se llevaban especialmente bien. Dos de ellos con novias, salían todos juntos los fines de semanas e incluso conocían a sus correspondientes familias.
Entrar en ese grupo fue de lo más fácil. Lo único malo era que se me hacía bastante complicado querer crear una amistad a base de mentiras. No podía retrasar mucho el hecho de contar que vivía en pareja, que mi pareja era otro chico y que este chico era el cuñado de su jefe, de nuestro jefe.
Pero había una cosa que sí la tenía muy clara: el momento de poner las cartas sobre la mesa iba a llegar más pronto que tarde. No llevaba yo toda mi vida luchando por ser quien era para luego, a la primera de cambio, volver a esconderlo todo en un cajón.
‘Bear and the City’ – Síguelo desde el capítulo 1
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