La noche, el alcohol, la música y el dulce cansancio de trasnochar provocaban momentos de esos en los que las verdades salen casi disparadas por la boca. Esta fue una de esas noches en la que todo iba saliendo perfecto. Los locales eran una pasada, la música perfecta, las copas… todo era perfecto. Tan perfecto que, estando en la barra con este chico, el del coche, giré la cabeza –ya con varias copas entre pecho y espalda-, me lo quedé mirando y le dije, “No viene porque dice que no estáis a su altura. Que él tiene un estatus”. Se sonrió y me dijo, “Que le jodan”.
Durante esa noche no se volvió a hablar del tema. Lo único que importaba era pasarlo bien y aprovechar bien la noche. Bailar, beber y seguir bailando. Cerrar un club e ir a por el siguiente. El fin de semana era para disfrutarlo y esta gente eso era lo que hacía.
Llegaba la hora de terminar –y casi la de comer también-. Me llevó a mi casa y, cuando nos íbamos a despedir, me preguntó, “¿Crisis en el paraíso?” Me sonreí y asentí con la cabeza. Me puso la mano en el cuello y me dijo, “Lo que necesites, ya sabes donde estoy”. Y se fue.
‘Bear and the City’ – Síguelo desde el capítulo 1
Imagen – VV