Pero, ¿para qué están los amigos? De esta parte nunca se enteró mi pareja. Fueron sus amigos los que le dejaron con el culo al aire una vez rompimos. Ver a su propia gente venir a mi casa –cuando ya no vivíamos juntos- a darme pelos y señales de las veces que se habían puesto de coca estando conmigo, me sirvió para demostrarme a mí mismo que, al menos esta vez, no fui yo el equivocado.
Una vez sus propios amigos se cagaron en su amistad, aproveché para contarles cómo fue que empezó todo. Cómo fue que jamás debí haber pisado esa puta ciudad. Cómo el que era mi pareja agachó la cabeza como un fracasado porque sabía la que se le venía encima si empezábamos a vivir juntos.
Dos años que no valieron para absolutamente nada. Sólo para vivir mentiras y beber cantidades ingentes de whisky. Quise salir al mundo para vivir lo que todos y esto fue lo que viví. Tampoco era cuestión de catalogarlo todo cuando esta había sido mi primera “gran experiencia” en el mundo. Aunque tampoco me ayudaba demasiado lo de pensar que mi familia estaba con su circo montado gracias a su divorcio. Quizás ahí sí que volví a generalizar.
‘Bear and the City’ – Síguelo desde el capítulo 1
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