Antes no había internet. Bendito internet. Hoy en día un adolescente puede entrar en mil foros donde informarse, donde pedir consejo. Por desgracia también puede toparse con la misma clase de hijos de puta que le amargaron la vida en el colegio. Es una mierda de realidad, pero es lo que hay.
Antes había que escoger uno de dos caminos. Podías elegir seguir callado y dejar que la bola se hiciera cada vez más grande hasta que explotase de cualquier manera. También podías echarle narices al asunto e intentar tratar el tema con algunos amigos. Obviamente, los del colegio estaban descartados por completo, ya que al más bueno hoy le arrancaría los brazos y le apalearía con ellos.
No sé cómo será ahora, pero para mí, el cambio del colegio al instituto fue como cambiar de planeta. En ese cambio también influyeron los dos años de diferencia que me llevaba con mis nuevos compañeros. Y es que recién terminado el colegio me negué en rotundo en seguir estudiando, al menos con los mismos animales que me venían destruyendo la adolescencia desde hacía más de tres años. En ese paréntesis de dos años me permití tener mi primera pareja homosexual, pareja que fue un desastre -y es que si uno ya estaba de los nervios, el otro no estaba mejor que yo precisamente-, pareja que duró apenas cinco meses y que intercalé con algunas clases de música y de informática de la de por aquel entonces.
La ilusion de la primera pareja que piensas que es lo unico y el dolor de la ruptura que piensas que el mundo se acaba, aunque eso sigue pasando cuando estás muy enamorado de alguien, pero eso nos hace fuertes y otras cosas