Bear and the City: 36 – Pareja + 1

Y no, no me equivoqué. Muy grandote, muy guapo, muy joven y con una cara de niño malo de esas que harían babear al hombre más frío. Cómo no, mi amigo, mi querido amigo y su vena arpía hicieron su entrada triunfal a la hora de hacer las presentaciones pertinentes, «Este lleva desde ayer tirándole los tejos a tu novio, así que le dije que tú le ibas a gustar más, a ver si así se relajaba» -¿con amigos como tú quién necesitaba enemigos?-

Debió ser que este jovencito se pensó que yo había nacido hacía un par de días, ya que se sonrió y se me acercó bastante sobrado. ¿A mí? ¿Se pensaba que me iba a impresionar o que iba a tartamudear al verle acercarse? Lo que este niño no sabía es que yo sólo tartamudo cuando miento o cuando voy puesto. Se dirigió a mí con una media sonrisa en plan Clooney de medio pelo y me preguntó, «¿Y es así? ¿Te gusto yo más que mi novio?» Mi respuesta fue inmediata, «Sí que estás bueno, nene. Pero pareces bastante jovencito, así que no sé si me vas a servir». Se escucharon varios intentos de querer ocultar risas en el grupo. La cara de este jovencito mantuvo la sonrisa de manera natural, por lo que pude adivinar que le gustó la respuesta. Entonces se acercó su novio y le dijo una frase que marcó el resto de la noche y algunos meses más, «No sé a ti, pero a mi me encanta».

Lo que no me podía imaginar era la reacción que mi amigo tendría al ver la reacción de esta pareja. Su cara vomitaba odio y no se molestaba en ocultarlo. Resultaba que todos estos «amigos» habían sido amores frustrados que habían terminado en amistad. Y de repente aparecía yo, acostándome con toda esa gente que él no había podido ni siquiera rozar, y no por falta de oportunidades, sino por su falta de valor habitual.

El resto de la noche lo podéis imaginar. Un primer y exitoso trío que no acabaría en esa gran noche.