No hay de qué asustarse, hombre. Después de tantos años sentado delante de un ordenador acabas por descubrir que, formas parte de la comunidad que sea, con las primeras personas que vas a contactar son con las histéricas, las asociales que sólo viven en internet, los pajilleros que pasan el mismo tiempo que las asociales delante del monitor pero socializando un poquito más a cambio de un cinco contra uno, y las que van de listas y experimentadas y sólo resultan ser un compendio de todo lo anterior. Una vez superada esa fase aparece la gente de verdad. Bienvenidos a la comunidad bear.
Por fin puedes ser lo que tú quieras y seas. Gordo, flaco, alto, bajo, guapo, más guapo, guapísimo, cañón o feíllo con arte, que todo hay que decirlo. Como si de una escuela se tratara, todos uniformados con una misma estética, te tiras a las calles a conocer a más gente como tú. Y funciona, oye. Algunos muerden… pero ahí está tu decisión de dejarte morder o no y el que esté libre de pecado que tire la primera piedra.