La pasada semana la liga del baloncesto norteamericano (NBA) sancionó al conocido jugador del equipo de los Lakers de Los Ángeles, Kobe Bryant, obligándolo a pagar una multa de 70 mil euros por insultar al árbitro del partido con vocabulario homófobo.
El infeliz episodio sucedió durante el partido contra los Spurs de San Antonio, celebrado en el estadio Staples Center de Los Angeles, luego de que el árbitro le pitara una falta, a lo que Bryant montó un número tirando una toalla al piso con furia contra su silla y después le profirió el homófobo insulto «fucking faggot» (jodido maricón). La escena fue captada por las cámaras de televisión y transmitida a millones de televidentes en todo el país y su efecto viral en Internet fue instantáneo, desatando la ira de los diferentes colectivos LGTB norteamericanos.
Organizaciones como el Human Rights Campaign tachó el comentario de verdadera desgracia por reafirmar algo que se perpetúa como una cultura de discriminación y odio. «Es de esperar que el señor Bryant entienda que para una persona de su fama e influencia, el uso de semejante lenguaje ofende a millones de lesbianas, gays, bisexuales y transgénero en todo el mundo».
Viendo las dimensiones de lo ocurrido Bryant se apresuró a disculparse por medio de un comunicado de prensa, asegurando que no se trato de algo literal ni dirigido al colectivo gay. «Mi acción fue producto de la frustración y del calor del momento durante el partido. Las palabras expresadas no reflejan mis sentimientos hacia las comunidades gay y lesbiana y no pretendían ofender a nadie».
Fuente: Clarín