El presidente de Bolivia, Evo Morales, ha conseguido que sus palabras lideren la lista de sandeces dichas en los últimos años sobre «el virus de la homosexualidad». Nunca más seremos vagos, maleantes o enfermos por culpa de nuestras madres borrachas y padres maltratadores. Evo Morales sabe quien tiene la culpa. Es el pollo.
Evo Morales quiso defender la alimentación tradicional con unas de las frases menos acertadas de los últimos años, «El pollo que comemos está cargado de hormonas femeninas. Por eso, cuando los hombres comen esos pollos, tienen desviaciones en su ser como hombres». El señor en cuestión, defiende su hombría compartiendo su secreto con el resto de pobres humanos. Su secreto es el consumo de pollo «criollo», criado y alimentado naturalmente.
Una vez con todo el colectivo gay encima, el presidente de Bolivia quiso seguir su particular freakshow diciendo que en 50 años todos seremos calvos por culpa de los alimentos desnaturalizados, que esos mismos pollos pro-maricas y otras carnes hormonadas provocan el busto prematuro en las chicas, que las patatas holandesas concentran «veneno» en la cáscara y que la ‘Coca-Cola’ solo es buena para destapar inodoros -¿te dejaste a alguien a alguien por tirar, cari?-.
¿Y de verdad el propietario de semejante bocacha es presidente de un país?. A mí me daría verdadero pánico tener a uno de esos… y mira que los de aquí tampoco son una joya que se diga.
Terminaré felicitando a el señor Jose Manuel de Prada por su comentario “La afirmación ha encabronado mucho a la parroquia gay, que por su forma de embestir, más parece que se alimente de rabo de toro que de pollo hormonado” y premiándole con buenas raciones de rabo -de el que más guste el señor-, pues quizás después de una buena «ración» conseguiría frases más inteligentes y elaboradas y no esas, dignas solamente de un ultra cualquiera con graduado escolar.
Fuente: 20minutos | La trama mediática