Seth Anderson, (izq.), y su esposo Michael Ferguson fueron una de las primeras parejas gay en casarse en Utah (EE.UU.)
La pasada semana un juez federal estadounidense del estado de Utah (oeste de EE.UU.) revocó la prohibición de los matrimonios igualitarios en este estado, por considerar esta norma inconstitucional, y señaló que esta prohibición “entra en conflicto con las garantías constitucionales de Estados Unidos de la igualdad en la protección y el mismo trato bajo la ley”. En su dictamen el juez Robert J. Shelby dictaminó que, bajo la ley que decretaba esta prohibición, el gobierno del estado de Utah está “negando a sus ciudadanos el derecho fundamental a casarse y, al hacerlo, demerita la dignidad de las parejas del mismo sexo sin una razón”.
Shelby con su sentencia anuló la polémica ley aprobada a través de un referéndum realizado en 2004, y que fue apoyada por un 66 por ciento de los votantes del estado de Utah, que determinaba que el matrimonio sólo podía limitarse a la unión entre un hombre y una mujer. La sentencia inesperada se produjo en uno de los estados más conservadores en Estados Unidos, donde predomina en su población la religión mormona.
Aunque muchas voces conservadoras y religiosas de Utah se manifestaron en contra de la decisión de juez, numerosas parejas de personas del mismo sexo se presentaron en la oficina del secretario del condado de Salt Lake City (capital del estado), para solicitar casarse apenas se enteraron de que un juez federal había anulado la polémica prohibición.
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