El pasado domingo (28) cientos de personas y simpatizantes del colectivo LGBT pudieron celebrar en Belgrado (Serbia) la segunda Marcha del Orgullo Gay de su historia, un evento que estuvo marcado por las extremas medidas de seguridad que se debieron aplicar debido a la fuerte oposición de gran parte de la sociedad serbia. Afortunadamente este año la marcha se desarrolló sin ningún incidente, luego de que la convocatoria en los últimos tres años fuera suspendida por las permanentes amenazas de grupos homófobos a los organizadores y participantes.
Como es tradicional en todo el mundo, los participantes de la marcha llevaban banderas arco iris y pancartas con inscripciones en apoyo a la defensa de los derechos de las minorías sexuales en Serbia, en un recorrido por el centro de la ciudad de Belgrado que cruzó el edificio de gobierno y la plaza frente al ayuntamiento de la ciudad, itinerario que fue bloqueado al tráfico con un amplio dispositivo policial que contó con miles de agentes del orden, y que también desplazó carros blindados, varios móviles con cañones de agua y también varios helicópteros monitoreando desde el aire todo el desarrollo del evento y que escoltaron la manifestación.
Frente a la posibilidad de que se pudieran repetir los disturbios que se suscitaron en la primera marcha del Orgullo en el año 2010 y que dejó como saldo 150 personas heridas, las autoridades judiciales advirtieron públicamente que cualquier foco de violencia urbana sería tratado por procedimiento de urgencia con las medidas penales del caso.