Hace casi treinta años, más exactamente el 5 de junio, los científicos del Centro de Control de Enfermedades del estado norteamericano de Atlanta descubrieron una extraña neumonía detectada en un grupo de jóvenes con problemas inmunodepresivos. Al mes siguiente se diagnosticaron 26 casos de un tipo de cáncer de piel en homosexuales de mediana edad, y a partir de entonces la prensa comenzó a denominar esta enfermedad como un cáncer gay. Al año siguiente la comunidad científica definió bautizar a la enfermedad como SIDA, Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida, o VIH.
Según la ONU actualmente se estima que hay más de 33 millones de personas infectadas con el VIH de las cuales el 67% en el África subsahariana, 11% en el sur y sudeste de Asia, 6% en Latinoamérica y 4% en Estados Unidos y Canadá. En los últimos 20 años se han infectado más de 60 millones de personas, de las cuales la mitad ha muerto. Pero además del lado dramático de este flagelo durante estas décadas se han logrado numerosas victorias. En 1996, con las triterapias, la enfermedad mortal pasó a ser una dolencia crónica. El Fondo Mundial, creado en 2002 para combatirla, ha entregado en ocho años casi 22.000 millones de dólares en auxilios y un ‘programa de urgencia’ fue organizado en Estados Unidos.
«El sida cambió el mundo. Un nuevo vínculo social se creó entre países del norte y del sur, lo que ninguna enfermedad había provocado», subrayo Michel Sidibé, director del Programa de la ONU sobre el sida (Onusida).
Fuente: ET