Pues eso, que se nos acaba otro año. Si miramos un poco hacia atrás, lo que vemos es un montón de gente sin trabajo, líderes políticos de otros países matados a palos, el precio de la gasolina subiendo hasta el punto de superar el precio por el que un tiempo atrás -y tampoco hace tanto- nos tirábamos a las calles estrujando hasta la última gota de combustible de todas las gasolineras de España y sin hacer nada ahora, quizás por la falta de trabajo o quizás por esa típica apatía tan española.
Este año también hemos podido ver cómo España ha sido un ejemplo a seguir por el resto del mundo sin que ello conlleve un éxito de ‘Los del Río’ o ‘Las Ketchup’. Por fin un grupo de gente se tiraba a las calles a intentar poner remedio, o al menos buscar soluciones, a todos esos problemas de los que nuestros queridos líderes políticos pasan olímpicamente de arreglar, ya que prefieren salir en televisión montando su propio ‘Sálvame’, solo que con corbatas y sin Belén Esteban -sigo pensando que Belén Esteban debería entrar en política… y no va en broma, señora… no va en broma-. El movimiento ’15-M’ demostró que todavía quedaba gente en el país preocupada por los problemas que aún nos ahogan, sirviendo de ejemplo para el resto de países, que acabaron tomando el ejemplo y llevando a cabo las mismas acciones.