Los políticos republicanos y parte del mando del ejército estadounidenses están sacando partido a este caso para seguir imponiendo y hasta para endurecer la política discriminatoria de la normativa ‘Don`t Ask Don`t Tell’ (DADT) hacia los homosexuales en el ejército.
Bradley Manning, un soldado homosexual de 23 años, está en la mira del tribunal militar y de la opinión publica por ser el principal sospechoso de haber filtrado la documentación diplomática al portal WikiLeaks, creando el mayor escándalo diplomático de la historia de los Estados Unidos.
Manning es abiertamente homosexual y hasta inclusive parece haber mantenido activismo LGTB, razones que están siendo aprovechadas por diferentes sectores homófobos para definir su acción como una «traición gay» para poner en tela de juicio la inclusión de homosexuales en el ejercito.
La figura de Manning es controversial para la opinión pública norteamericana, dado que para algunos sectores es un verdadero héroe moderno y para otros es un traidor a la patria. Hasta el momento se han ido revelando detalles de su vida personal, adjudicándole un carácter psicológicamente inestable, describiéndolo como un amante despechado y hasta con tendencias suicidas.
Aun no se sabe si estas argumentaciones son totalmente ciertas o sólo son un montaje para su desprestigio similar al que se lleva a cabo con Julian Assange, el creador de WikiLeaks.
Desde ya es una verdadera ridiculez vincular la orientación sexual de Manning con su actividad de soplón del ejército, y es evidente que los sectores homófobos buscarán sacar el mayor rédito a este punto para mantener las políticas discriminatorias existentes en el ejército.
Fuente: DM