Las consecuencias de la decisión del PP de prohibir que las fiestas del Orgullo gay se realizaran en la plaza de Chueca están teniendo consecuencias impensables para los políticos del Partido Popular. El pasado lunes le tocó el turno al alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, que tuvo que soportar una multitudinaria cacerolada en la propia puerta de su casa.
El regidor madrileño fue abucheado y silbado por decenas de personas que se congregaron a protestar contra la medida de su gobierno. El episodio sucedió cuando se disponía a sacar a su perro por el centro de la capital madrileña en compañía de su mujer y sus hijos, a lo que el popular afirmó: «Hacerle esto a mi mujer y mis hijos no es de justicia», provocando sólo que los abucheos y gritos aumentaran.
Finalmente Gallardón fue escoltado por la Policía y desistió de salir con su perro volviendo a su casa en el medio de ruidos de cacerolas, silbatos y gritos. Al día siguiente del suceso las asociaciones más reconocidas en el ambiente político como FELGTB, COGAM y AEGAL buscaron desmarcarse de la cacerolada asegurando que no fue iniciativa de ninguna de las entidades organizadoras del evento.
«FELGTB, COGAM y AEGAL no comparten el recurso al acoso ni el insulto al alcalde como tampoco la mayoría de quienes se congregaron en la cacerolada de Chueca «, y dejaron claro que las entidades que organizan el Orgullo quieren hacer un «llamamiento a la serenidad y a la calma ante un proceso de negociación» en el que están inmersos con el Ayuntamiento.
Fuente: Público